Cada 30 de marzo desde 1988, se conmemora este día internacional para poner el valor de los cuidados y el trabajo del hogar. Un papel fundamental en la sociedad al cuidar de otras personas, limpiar hogares y preparar alimentos. Una labor que desempeñan principalmente mujeres migrantes. Sin embargo, a menudo enfrentan desafíos y discriminación.
RNE entrevistó a una de las participantes de Toderas por Derechos, un grupo de mujeres trabajadoras y migrantes que se reunen para conocer y defender sus derechos:
RNE entrevistó a una de las participantes de Toderas por Derechos, un grupo de mujeres trabajadoras y migrantes que se reunen para conocer y defender sus derechos:
Sube el volumen y escucha el testimonio en la entrevista de Informativos RNE La Rioja
(RNE sábado 30/03/2024, entre los minutos 02.00 y 04.50)
Repercusiones de no reconocer los derechos de las empleadas del hogar:
- Precariedad laboral: El empleo del hogar es una de las actividades más precarias. Muchas trabajadoras enfrentan jornadas de explotación laboral y condiciones inestables. Esto afecta su bienestar económico y emocional, lo que a su vez impacta a sus familias y comunidades.
- Desigualdad de género: El trabajo doméstico, históricamente asignado a mujeres, perpetúa la desigualdad de género. Al relegar a las mujeres a estas tareas, se limita su acceso al mercado laboral y se dificulta su desarrollo profesional. En el caso de las mujeres migrantes, esta desigualdad aumenta en otros aspectos, como los mencionados en la entrevista.
- Sostenibilidad de la vida humana: El trabajo doméstico, tanto remunerado como no remunerado, es esencial para el funcionamiento de los hogares y la economía en general. Sin embargo, cuando no se reconocen los derechos de las empleadas del hogar, se pone en riesgo la sostenibilidad de la vida humana. Las familias dependen de su labor, y la sociedad en su conjunto se beneficia de su trabajo.
- Falta de protección social: La falta de reconocimiento y protección legal para estas trabajadoras deja a muchas sin acceso a seguridad social, pensiones y otros beneficios. Esto no solo afecta a las empleadas del hogar individualmente, sino también a la sociedad en su conjunto, ya que socava la cohesión social y la justicia.
Reconocer y garantizar los derechos de las empleadas del hogar, no sólo beneficia a estas mujeres trabajadoras, sino que también contribuye a una sociedad más justa, igualitaria y sostenible. Es fundamental valorar su labor y abogar por condiciones dignas para todas las personas que realizan este trabajo invisible pero esencial.
Como sociedad debemos cuidar de las que cuidan.
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